Índice del número 59

Noviembre-diciembre de 1987. Año 66. II Época. Director: Fr. Gabriel Francés, ofm

Fr. Justino, sacristán de la gruta de la Natividad en Belén

Fr. Justino SánchezFray Justino Sánchez es un franciscano mexicano, simpático y amable. Nació el 20 de septiembre de 1930 en Octopec (Puebla de los Ángeles), México. Pertenece a la Provincia franciscana del Santo Evangelio de México, donde tomó el hábito el 13 de febrero de 1959. Hizo la Profesión simple el 15 de febrero de 1960 y la solemne el 15 de febrero de 1963.

Presta sus servicios a la Custodia de Tierra Santa desde el 11 de junio de 1975. Fue destinado a Belén con el oficio de sacristán el 24 de junio de 1975.

Fr. Justino, ¿cuántos años lleva al frente de la sacristía de Belén?

Llevo 12 años en Tierra Santa. Llegué el 11 de junio de 1975 y el 24 del mismo mes me mandaron a Belén. Al frente de la sacristía estoy desde el 14 de septiembre de 1977, es decir, unos 10 años.

En todo este tiempo que lleva asistiendo a la Gruta del Nacimiento del Señor ¿se sabrá ya de memoria las obligaciones y los derechos del «Statu quo», no?

Pues sí.

¿Tendría la amabilidad de contárselo a los lectores de Hermano Francisco?

Con mucho gusto. Aquí en Belén, generalmente somos tres sacristanes y cada uno tiene su turno El sacristán del primer turno lo tiene desde las 3 de la mañana hasta las 5'30. A las 3'30 va a la iglesia y enciende la lámpara del Santísimo, caso de que estuviera apagada. Abre la puerta que comunica nuestra iglesia con la de los armenios, y el cancel de nuestra Iglesia, y después la pequeña puerta de hierro que comunica él claustro con la basílica.

Baja a la Gruta para encender las lámparas. Espera, junto con el sacristán de los armenios, a que venga el sacristán griego para la incensación de las 4 de la mañana. Va a la sacristía y prepara los ornamentos y las vinajeras para la Misa.

A las 4'30 despierta al sacerdote que debe celebrar esta Misa en el Pesebre.

Después abre la puerta externa del convento. A las 5 menos cuarto va a preparar el altar de los Reyes Magos para la Misa. A las 5 acompaña al sacerdote encargado de celebrar la Misa en el Pesebre. Acabada ésta cierra la reja del altar y vuelve a la sacristía, y a las 5'30 toca el Ángelus, seguido de las campanas de los griegos. Los días de fiesta y domingos se tocan las campanas.

Fr. Justino Sánchez

Fray Justino, en el centro, con los dos sacristanes de la basílica de la Natividad: el armenio ortodoxo, a la derecha, y el griego ortodoxo, a la izquierda. Tres sacristanes pacíficos y ecuménicos

¿Qué le corresponde al del segundo turno?

El del segundo turno prepara los ornamentos y vinajeras para la segunda Misa. Esto lo hace hacia las 7, poco más o menos, después de acabar el turno de los griegos. Hacia las 7'15 sale acompañando al sacerdote que celebra la segunda Misa en el Pesebre. Acabada la Misa, cierra de nuevo la reja del Altar de los Magos. Los sacerdotes peregrinos pueden celebrar en este lugar hasta las 11'30, pero sólo los de rito latino, de tal modo que cualquiera de otro rito oriental, aunque sean católicos, como los maronitas, griegos católicos, etc., no lo pueden hacer.

¿Y el sacristán del tercer turno, qué cometido tiene?

Durante el servicio del sacristán del segundo turno, el del tercero se encarga de las Misas que se celebran en las otras grutas adyacentes, aunque su turno es desde las dos de la tarde hasta el Ángelus, por tanto, tiene que preparar el Pesebre cuando hay Vísperas cantadas, como también prepara los ornamentos correspondientes. Atiende a las Misas que los peregrinos dicen durante su servicio.

¿Qué me dice de la limpieza de la Gruta?, porque les veo a uno de ustedes todos los días con la escoba y el recogedor.

Todos los días tenemos que barrer el pasillo que va desde la entrada en la basílica hasta las escaleras, a través de la capilla armena. Los cinco peldaños para entrar en la Gruta, un día los barremos nosotros y otro día los armenios. El descansillo después de los 5 escalones lo barremos nosotros.

Todos los días barremos también la escalera norte hasta el pavimento de la Gruta, y quitamos el polvo al arco de la puerta, las columnas y capiteles.

La Gruta la barremos un día nosotros y otro día los griegos. Todos los jueves, después del Ángelus de la tarde, se limpia la Gruta por nosotros y por los griegos, con serrín y petróleo, turnándonos. El Pesebre lo barremos todos los días, y lo lavamos con agua tres veces a la semana: lunes, miércoles y sábados. Quitamos el polvo a las dos tapicerías de amianto. Los cuadros sujetos a estas tapicerías: 6 de los griegos y 6 de los armenios, los encargados de hacerlo son los griegos y armenios, respectivamente.
Una vez al año, a finales de diciembre, las tres comunidades juntas hacen la limpieza general de la basílica, con serrín y petróleo.

Al fondo, altar que recuerda el lugar del Nacimiento de Jesús. Debajo del altar hay una estrella de plata, alrededor de la cual está escrito: «Aquí Jesucristo nació de la Virgen María». A la derecha, el altar de los Reyes Magos, propiedad de los franciscanos.

¿Cuántas lámparas tenemos en la Gruta?

Los latinos tenemos 19 lámparas: 4 bajo el altar del Nacimiento, alrededor de la estrella; 6 en el Pesebre: 5 de aceite y una eléctrica; 1 sobre el tercer peldaño de la escalera sur, a la derecha mirando desde el fondo de la Gruta; 1 sobre el primer peldaño de la escalera norte, a la izquierda desde el fondo, y a lo largo de la Gruta: 6 de aceite y 1 eléctrica.

Si cae aceite al preparar las lámparas debe limpiarlo el que ha barrido la Gruta aquel día.

La vigilia de Navidad ponemos dos lámparas eléctricas con candeleros, dentro de la red, a los dos lados de la estatua del Niño y quedan allí todo el tiempo de Navidad, hasta que se termina la procesión de la Epifanía.

Además de esto, en las fiestas de Navidad, de Pascua y de Pentecostés, Epifanía, Ascensión, Santa Ana, San Francisco, Santa Catalina y la Inmaculada Concepción, ponemos dos candeleros grandes a la puerta norte de la Gruta, que están más o menos tiempo según la solemnidad, siendo tres días en las tres grandes fiestas de Navidad, Pascua y Pentecostés, y uno en las demás.

Como veo es bastante complicado tanto detalle.

Las primeras veces sí, pero ya después le sale a uno sin pensar.

¿Alguna observación que hacer?

Sí. Durante las Misas de cada día y la Misa cantada una vez a la semana, que generalmente es el viernes, y durante la procesión diaria y la incensación de la Gruta con motivo de las Vísperas cantadas, tiene que haber un sacristán nuestro de pie, en el primer peldaño, subiendo, de la escalera sur.

Durante nuestro servicio en la Gruta, se ponen en el Pesebre, fuera de la red, dos candeleros, que se quitan después de la función.

Para lo Misa cantada de la semana, se lleva el armonio, los bancos y las sillas y una estera.

La procesión es diaria, excepto los domingos, y solemnidades.

¿No se le habrá escapado algún detalle más?

Pudiera ser, pero en este momento no me acuerdo de más y creo que con esto, se pueden hacer una idea de lo que lleva el «Statu quo» aquí en Belén.

Además de todo esto tenemos que atender a los grupos de peregrinos que vienen a decir Misa en el Santuario y casi todos los días llega algún grupo, llegando algún día hasta 14 grupos, aunque esto no es lo corriente. Pocos son los días que no viene ninguno, aunque este año hemos notado un descenso muy grande en esto. Como media vienen a ser casi 4 grupos por día.

¿Cuándo tienen más trabajo los sacristanes en Belén?

En Navidades, Epifanía y Pascua, o cuando hay muchos grupos de peregrinos, como sucede en los meses de agosto, septiembre y octubre.

¿Alguna anécdota curiosa que le haya sucedido en estos 9 años?

No recuerdo ninguna en este momento.

¿Cómo son las relaciones con los otros ritos?

Yo diría que buenas.

¿Nunca ha habido algún roce?

Tratándose de cosas de hombres y teniendo que defender cada uno sus derechos, alguna vez ha habido alguna pequeña cosa, pero que se ha solucionado con la buena voluntad por las tres partes.

¿No le importaría seguir otros 9 años aquí?

Estoy dispuesto a seguir todo el tiempo que quieran los superiores.

Por fin, Fr. Justino ¿qué desearía para todos nuestros lectores en estos días de Navidad que se acercan?

A todos muchas Felicidades, y que sigan viniendo los grupos que lo deseen, que serán bien recibidos.

Gracias, Fr. Justino por ese deseo, que es el mío.

Desde la Gruta de Belén ¡FELICES NAVIDADES a todos!

Entrevistó

Fr. Agripino Cabezón, ofm

Fr. Justino en 2005

Fr. Justino con Fr. José R. Carballo, Ministro general de la Orden franciscana el 4 jul 2005

Custodia de Tierra Santa, 4 julio 2005. Leemos en cristusrex.org: Se cumplen 30 años de cuando un sencillo y afable franciscano, bajo de estatura y alto de mirada llegó de México, de la provincia del Santo Evangelio. Era el año 1975, exactamente 30 años. Fray Justino fue destinado a la sacristía de Belén. Familiarmente le conocemos como el Guardián del Niño Jesús o del Niño Dios. Pues era el sacristán de la Gruta de la Natividad, sacristán de día y de noche, de jornadas tranquilas y de días agitados. Pero fray Justino siempre templado y complaciente.

Así le recuerdan los hermanos franciscanos, los peregrinos y los guías. Para todos fray Justino nos ha dejado su saludo y plegaria. Fray Justino vuelve a México porque su salud no le permite servir como él quisiera. Sin embargo seguirá cantando el billancico de Belén y siempre le brillarán los ojos iluminados por la luz que de la Gruta oscura se espande a todo el Mundo: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra Paz.

Más de 27.000 religiosos en España

España cuenta actualmente con 271.773 religiosos, pertenecientes a 95 institutos, según la última guía publicada por la Conferencia Española de Religiosos.

De esos 27.773, sólo son sacerdotes 15.993; otros 8.661 son profesos perpetuos, 2.060 son profesos temporales y 807 son novicios.

La mayor parte reside en España, concretamente 18.389, mientras que 898 residen en otros países europeos, 629 en África, 6.735 en América, 733 en Asia y 29 en Oceanía.

El instituto más numeroso es la Compañía de Jesús, con 3.561, seguido de los Hermanos Maristas, con 2.020; salesianos, con 1.880; Hermanos de La Salle, con 1.795; franciscanos, con 1.647; claretianos, con 1.406; dominicos, con 1.377; escolapios, con 1.138; agustinos, con 1.078; carmelitas descalzos, con 1.075, y agustinos recoletos, con 1.029.

Los religiosos residentes en España están distribuidos en 2.102 comunidades, menos de la mitad de las pertenecientes a las religiosas, que ascienden a 5.910, sin contar las religiosas de clausura.

La comunidad religiosa

Toda comunidad debe saber interrogarse de vez en cuando; hay signos de vida y de muerte; y a veces es necesario saber reconocerlos...

Cuando la gente rehuye venir a las reuniones, cuando ya no hay lugar para el diálogo, cuando se tiene miedo de expresar lo que se piensa, cuando el grupo está dominado por una fuerte personalidad que impide toda libertad de expresión, cuando, en vez de participar en las actividades de la comunidad, se busca las actividades exteriores, la comunidad está en peligro. Ella ya no es «la casa», sino un hotel-restaurante.

Cuando las personas de una comunidad ya no sienten la felicidad de estar juntos, de vivir, de orar, de obrar juntos y buscan continuamente compensaciones afuera de la comunidad, cuando por todo el tiempo libre hablan de sí mismas y de sus dificultades, en lugar de hablar de su ideal de vida y de cómo responder a la crisis de los pobres, esto es un signo de muerte.

Cuando una comunidad goza de salud, es un punto de atracción. Los jóvenes se comprometen con ella, los visitantes son felices acudiendo a ella. Cuando una comunidad empieza a tener temores en aceptar visitantes y nuevos candidatos, cuando empieza a establecer muchas restricciones, a pedir tantas garantías, que prácticamente nadie pueda entrar; cuando comienza a excluir de su círculo a la gente más débil y difícil, a los viejos, a los enfermos, esto es un signo negativo. Ya no es una comunidad, se está convirtiendo en un grupo eficiente de trabajo.

Una señal fea es también cuando una comunidad trata de crear una estuctura para lograr una seguridad total de cara al futuro, cuando tiene mucho dinero en el banco. Poco a poco elimina todos los elementos de riesgo. Va no necesita de la ayuda divina. Deja de ser pobre.

La santidad de una comunidad se revela en la manera de aceptar a un visitante inesperado o a un pobre; se revela a través de la alegría y la sencillez de los miembros entre sí, a través de sus confidencias en los momentos difíciles, a través de cierta creatividad para responder a la crisis de los pobres.

Pero se revela, sobre todo, a través del ardor y de la fidelidad a las finalidades esenciales de la comunidad: la presencia ante Dios y ante los pobres.

Jean Vanier

Situación de la persona según la clase de comunidad

Tipo de comunidad Ligamen Integración Situación de la persona Consecuencias
De fantasía Yuxtaposición de individuos En la imaginación solamente Aislamiento total Frustración personal
De confort Ocasional Pragmática Aislamiento moral Frustración afectiva grupal. Búsqueda de compensaciones
Máquina Funcional, profesional Utilitarista Objeto,
pieza
Agotamiento nervioso, agresividad
De refugio Ocasional Utilitarista Aislamiento moral Tristeza, agresividad, monotonía, conformismo
Familia Espiritual
Yo-Tú (personas)
Axiológica.
Promoción de la persona
Expansión de la persona Satisfacción. Relaciones personales adultas
Abierta Espiritual.
Yo-Tú
Nosotros
Vital Expansión de la persona en comunidad y en el ambiente circundante Entusiasmo,
Iniciativas,
Integración personal

Dos chicas colombianas, profesoras de un seminario diocesano

En España aún no han entrado las mujeres como profesoras en los seminarios diocesanos o en las facultades eclesiásticas de teología. Desde hace unos años, en estos últimos centros, participan las mujeres como alumnas. Sería un nuevo paso que participasen como catedráticas o profesoras.

59_04

Dora E. Tobar Cobo y Marta Lucía Chaparro

«La Croix» en su edición del 19pasado comenta el hecho inaudito de dos chicas que han sido enviadas a Roma por el obispo de Cali, Colombia, a cursar teología en la universidad pontificia de la Gregoriana, en vistas a ser profesoras del seminario de su diócesis. La noticia lleva un aire fresco de renovación.

Hicieron la licenciatura en la universidad «Javierana» de Bogotá

Las jóvenes colombianas, Dora Tobar y Marta Chaparro, tienen 26 años, las dos. Son solteras. No pertenecen a ninguna congregación religiosa o instituto secular. Las dos se preparan para el doctorado en teología. Dora Tobar está trabajando en una tesis sobre el tratado de Gracia, mientras que Marta Chaparro investiga sobre eclesiología. Huelga decir que en la universidad Gregoriana de Roma asisten sólo 23 mujeres, y 20 de las cuales son religiosas, mientras que los alumnos del sexo masculino son tres mil.

Las dos colombianas manifiestan que eran amigas de infancia, cuando en el Instituto de segunda enseñanza que frecuentaban era una ola de suicidios y accidentes mortales que conmovían y traumatizaban a los alumnos. Dicen que a nivel de catequesis no habían recibido ninguna respuesta al problema del mal en el mundo. Es cuando entonces desean profundizar la fe para buscar una más o menos explicación. Cada una por su lado se entrega al estudio serio de obras clásicas de teología. «En aquella época —dice una de ellas— no éramos muy piadosas y además sabíamos poco de teología.»

Más tarde ingresaron en la universidad civil de Cali, en la facultad de Matemáticas, y hecho que parece extraño, aumenta su curiosidad y afán por el estudio de las ciencias eclesiásticas. Pasan muchas noches en este asunto. Parece como si en ello sintiesen una verdadera vocación, Surgieron graves problemas: las costumbres, la familia, las dificultades económicas, etc. Pero por fin se decidieron a inscribirse en la facultad de teología de la universidad «Javierana», que regentan los jesuitas en Bogotá. Se les abren los ojos a unas cuestiones especulativas muy interesantes para ellas: El misterio de la Trinidad, la Iglesia, sacramento del mundo; la Redención, llevada por Jesucristo; los Sacramentos... Primero asisten callando. Después chocan con la reacción de algunos colegas que se levantan y se van de clase cuando ellas preguntan alguna cosa. En cambio recuerdan con simpatía a los profesores de la «Javieriana», que eran exigentes, pero justos y amables.

En la universidad gregoriana de Roma

Dora Tobar y Marta Chaparro terminaron los estudios de licencia en Bogotá y no sabían qué hacer. El decano de la universidad de los jesuitas les sugiere hacer el doctorado en Roma. La razón es porque la teología es actualmente muy importante para la formación, tanto para los laicos como para los candidatos al sacerdocio, y las mujeres pueden colaborar en este sentido. Ellas lo creen también así, pero no disponen de medios económicos para vivir en Roma, ni siquiera pagarse el viaje. Piden el dinero al gobierno que «no prevé —es la respuesta— ayudas a jóvenes que quieran estudiar teología, y fuera del país». Insisten y la Administración encomienda a una comisión para que estudie el caso, y se acuerda finalmente la concesión de una beca para este asunto; dos de los funcionarios de la comisión les paga —privadamente— el billete de avión.

Dora y Marta llegan a Roma el 9 de octubre de 1984. El año siguiente enterado el obispo de Cali de los estudios universitarios de estas dos jóvenes, les propone que, una vez obtenido el doctorado, enseñen en el Seminario Mayor de su diócesis de Cali, y los mismos jesuitas de la «Javieriana» de Bogotá les ofrecen que colaboren como profesores en su universidad. La cosa deja huella, y actualmente son siete las chicas colombianas que estudian teología en la universidad de los jesuitas con esperanzas de ampliar y completar sus estudios en Roma y ser también un día profesoras de algún seminario o facultad de teología de su país.

No todos los medios eclesiásticos de Colombia han visto con buenos ojos esta novedad que podría introducirse en la formación de los seminaristas diocesanos o en los alumnos de las facultades eclesiásticas. La última palabra la tendrá el obispo de cada diócesis con benevolencia o restricción de la Santa Sede.

Fr. Francisco Gamissans, ofm

Amor a Dios, amor al prójimo

Francisco de Asís que tan bien sabía encontrar la armonía de todas las cosas, ora pidiendo AMOR A DIOS y a continuación pide AMOR AL PROJIMO. «Hágase tu voluntad (¡Santísimo Padre nuestro!), como en el cielo, también en |a tierra:

para que te amemos con todo el corazón (Cf. Lc 10, 27)
pensando siempre en ti;
con toda el alma,
deseándote siempre a ti;
con toda la mente,
dirigiendo todas nuestras intenciones a ti,
buscando en todo tu honor;
y con todas nuestras fuerzas,
empleando todas nuestras energías
y los sentidos del alma y del cuerpo en servicio,
no de otra cosa, sino de¡l amor a ti;
y para que amemos a nuestros prójimos
como a nosotros mismos,
atrayendo a todos, según podamos, a tu amor,
alegrándonos de los bienes ajenos como de los nuestros
y compadeciéndolos en los males
y no ofendiendo a nadie (Cf. 2 Cor 6, 3).»

(S. Francisco. Par. P. N., 5. Escritos. Madrid, 1978. BAC, pág. 28)

He aquí el estilo evangélico de Francisco de Asís al derramar su corazón en la oración. Sus palabras sentidas no necesitan comentario, son una invitación a contemplar a Jesús, el Señor, a recoger sus enseñanzas y engarzarlas hechas anhelo amoroso, en la misma oración dominical.

El primer matiz del amor al prójimo es atraerle hacia el amor de Dios siendo portadores de Paz y Bien. Así todas las manifestaciones de la caridad están para él subordinadas a la caridad esencial. Toca con lo que es divino en nosotros, lo que es divino en el prójimo.

Santos Francisco y Clara de Asís

Clara y sus hijas no tenían mayor alegría, dentro de lo humano, que cuando Francisco iba a visitarlas y les comunicaba, con su inflamada palabra, su propio espíritu y el modo de servir mejor a Dios. Su presencia les llevaba la paz, el gozo y el deseo de imitarle en su pobreza, su humildad y su amor.

Y es que ciertamente la vida y plenitud cristiana está en la UNION CON DIOS por el amor. La CARIDAD es el primer efecto de la presencia del Espíritu en nosotros. ¿Podríamos obtener el efecto sin la causa?

Lo primero es el AMOR A DIOS, sin embargo a veces nuestra mentalidad subjetivista y utilitaria, hasta en lo espiritual, nos hace trampa. Es fácil recomendar caridad hecha servicio, ayuda, obras... ¡No basta! Si es el cristianismo lo que queremos que unja, confirme y transfigure nuestro humanismo, hay que recomendar y conducir primero a la fuente: Enseñar a orar.

Enseñar a orar... o lo que es lo mismo, enseñar a decir «Padre nuestro...» dentro del mensaje evangélico, como lo decía Francisco.
Enseñar a percibir la presencia del Padre creador dentro de nosotros para orar así «en secreto» en el santuario de la intimidad.
Enseñar a fortalecer las virtudes teologales: fe, esperanza V caridad, para saber entrar en relación con el Señor cada vez más plena y vitalmente.

Y cuanto más íntima sea la UNION CON DIOS, más puro y transparente saltará el torrente de amor hacia las criaturas. Habrá testimonio de vida y obras de amor capaces de resistir y superar todas las barreras del desamor que halle al paso.

Desde el comienzo hasta el fin de nuestra peregrinación, será necesario orar desde dentro del Evangelio.

La fiel discípulo de Francisco y gran mística, Ángela de Foligno, escribía a sus discípulos recomendando la oración como luz para todos sus pasos hacia la plenitud cristiana:

«Sin la luz de Dios ningún hombre se salva. La luz de Dios hace dar al hombre los primeros pasos y la misma luz lo conduce hasta la cumbre de la perfección.
Si quieres comenzar a poseer esa luz, reza.
Si ya comenzaste y quieres que esa luz crezca, reza.
Si ya llegaste a la cumbre y quieres perseverar en ella, reza.
Si quieres la fe, reza.
Si quieres la esperanza, reza.
Si quieres la caridad, reza.
Si quieres la pobreza, reza.
SI quieres la obediencia, reza.
Si quieres la castidad, reza.
Si quieres la humildad, reza.
Si quieres la mansedumbre, reza.
Si quieres la fortaleza, reza.
Si deseas alguna virtud, reza.
Y reza de esta manera: leyendo en el Libro de la Vida, en la vida del HOMBRE-DIOS, Jesús...
La oración ilumina, libera, de las tentaciones, purifica y UNE A DIOS.»

(Libro de Ángela de Foligno, 2ª parte, «oración».)

Y por fin, Clara de Asís —¿cómo podríamos terminar sin mencionarla siendo el más fiel reflejo de Francisco?—. Ella termina sus palabras de Bendición exhortando a las hermanas a ser amantes de la intimidad en la propia alma, templo del Espíritu y a salir amorosamente hacia los demás.

«Sed siempre amantes de vuestras almas y de todas vuestras hermanas, para que observéis siempre solícitamente lo que al Señor prometisteis. El Señor está siempre en vosotras y vosotras estéis siempre con El.»

Unión con Dios en el propio santuario...
Y de ahí, la caridad, las obras de amor.

Sor María Victoria Triviño, osc