Burjasot-Godella

Generalidades

La Acción Antoniana dedica en este número su reportaje mensual a estos dos pintorescos pueblos de la huerta de Valencia que mantienen su tipismo local y su respectiva independencia municipal a pesar de aparecer los dos, a los ojos del viajero que los contempla, como una sola población y de presentarse como suburbios de una gran capital que, en otro tiempo, pretendió absorberlos.

Ambos pueblos tienen las mismas vías de comunicación que sirven para separarlos en lo civil y eclesiástico; la caudalosa acequia de Moncada lame los muros de sus casas y fertiliza sus ubérrimos campos; idéntica colonia veraniega, que con la edificación de confortables chalets ha unido sus núcleos urbanos; iguales usos, costumbres, lenguaje, tradiciones y fiestas y numerosa población flotante y avecindada de forasteros que viven al abrigo del trabajo que encuentran en la capital.

En les pueblos se profesa singular devoción a San Antonio de Padua; nuestra Revista cuenta numerosas suscripciones; sus fiestas al Santo son rumbosas, y singularmente en Godella hay una Asociación favorecida pocos años ha en el sorteo de la lotería nacional de Navidad que le permitió adquirir imagen del Santo y bandera y celebrar fiestas cívico-religiosas que se vienen repitiendo anualmente con alborozo del vecindario.

Una persona buena y desinteresada que oculta su nombre es la encargada del reparto mensual del voluminoso paquete de revistas que se envía a Burjasot-Godella, y esa persona, antoniana de palabra y de obra, la consideramos como ejemplo y modelo del devoto de San Antonio. ¡Que él se lo pague en el cielo v en la tierra!

Particularidades

Ancha y recta carretera de sólo tres kilómetros, bordeada a ambos lados por edificios y el poblado de Benicalap, conduce en pocos minutos a Burjasot, situado en lo alto de una colina, desde donde se divisa el espléndido panorama de la huerta valenciana cerrado por la línea azulada del mar.

A pesar de su proximidad a la capital, cuenta Burjasot con 8.238 habitantes, y tiene todos los elementos de vida de una moderna población: calles y plazas anchas y alineadas, buena urbanización, mercado público cubierto, establecimientos comerciales e industriales. centros políticos, recreativos, culturales, magníficos edificios escolares, excelente casa consistorial, cuidados jardines, tren eléctrico, tranvía, autobuses de línea, carreteras asfaltadas y una exuberante huerta que da productos agrícolas en toda su inmensa variedad. A esto último contribuyen poderosamente las enseñanzas teóricas y prácticas de la Granja Escuela de Agricultura, sostenida por el Estado, que cuenta con excelente profesorado y numerosos alumnos.

Mas a pesar de estos adelantos y de cuanto significa progreso en la vida civil y profesional de Burjasot, destacan en él tres notas emotivas de gran relieve histórico: el castillo, los silos y la iglesia parroquial.

El castillo.—Fundación real, que compró en 1600 el Beato Juan de Ribera, señor de Burjasot, para convertirlo en casa pacífica de recreo, de estudio y de oración, con su dehesa adjunta, condensa toda la historia del lugar. Sus salones, artesonados, lienzos, azulejos, muebles, jardín, capilla, etc., rememoran tiempos pasados en combinación con el enjambre de estudiosos alumnos que viven hoy en la mansión patriarcal, convertida hoy en «Colegio Mayor del Beato Juan de Ribera. Patronato de la Fundación Álvarez». Este colegio, admirablemente organizado y dirigido, sostiene unos 40 alumnos becarios de toda España, que son honra de la cultura patria.

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Silos de Burjasot con la ermita de San Roque al fondo

Los silos.—Son inmensos depósitos subterráneos que servían para guardar el trigo que Valencia necesitaba para alimentar su población. Su construcción data de los años 1573-1704; su número es el de 43, y cada uno puede contener 1.200 cahíces de trigo.

Fueron abandonados en 1742, pero se conservan en perfecto estado, y son dignos de visitarse, porque desde su terraza de 72 metros cuadrados se divisa un panorama encantador.

La iglesia parroquial.—Fue construida en 1737 a expensas de la población, y es de monumentales proporciones, con atrevida e inflada cúpula y esbelto campanario de tres cuerpos. El interior del templo es de estilo barroco netamente valenciano y tiene pinturas notables de Jacomart, Reixach, Vergara, López y otros artistas célebres, más algunas tablas de gran mérito.

* * *

A continuación de Burjasot está Godella, en dirección sur, y está igualmente emplazado el pueblo en una colina en declive.

En tiempos imperiales ya habitaban Godella gentes de civilización latina, y en los últimos tiempos de la dominación sarracena los habitantes del lugar se atribuían la perforación del pozo público, pou del poble, situado frente a la iglesia parroquial.

Ermita del Salvador de Godella (De Valencia tierra y mar)

Su célebre castillo, que según la tradición aposentó al rey Don Jaime I, está convertido actualmente en colegio de señoritas, regentado por Religiosas del Sagrado Corazón.

Godella es una bella población de 4.140 habitantes, con las mismas características urbanas que Burjasot, pero con vida menos independiente. Que s¡en invierno se respira en ella ambiente de paz y de tranquilidad propio de gentes dedicadas en su mayoría a trabajos agrícolas, cuando llega el estío, invadido el pueblo por legión de veraneantes, cambia por completo el ritmo del lugar, especialmente en la subida a la ermita del Salvador, sitio poético y encantador poblado de pocos años de hermosas fincas de recreo que lo han convertido en uno de los puntos más amenos y atrayentes de los alrededores de Valencia.

Tiene Godella, además de una bella iglesia parroquial, el Reformatorio de San Vicente (escuela de corrección para niños de ambos sexos), la Casa Noviciado de los Religiosos Terciarios Capuchinos, un convento de religiosas carmelitas de clausura y dos Comunidades de Hermanas Trinitarias y Oblatas que se dedican a los fines de su instituto.

F. DE PAULA

De Palestina

La Comunidad de Nazaret y sus peregrinaciones

La peregrinación al Monte Tabor, que se celebra el segundo Domingo de Cuaresma, porque en él la Liturgia recuerda el hecho de la Transfiguración, no se hizo este año a causa del tiempo lluvioso.

El día 19 de Marzo, fiesta del glorioso Patriarca San José, fue de verdadero entusiasmo para los nazaretanos. La novena misión predicada por un religioso maronita, preparó los ánimos a la solemnidad. En la Vigilia la Comunidad celebró los Oficios litúrgicos con toda pompa. En la mañana del 19, un aeroplano voló repetidas veces sobre la Basílica del Santo Patriarca, llamando la atención de los habitantes de Nazaret. La Comunión general estuvo muy concurrida. El Pontifical celebrado por el P. Custodio, venido expresamente de Jerusalén, revistió gran solemnidad. Del mismo modo, la procesión vespertina en la que se paseó la imagen del Santo, por estos lugares que tantas veces recorrería en vida, estuvo muy animada: los nazaretanos, que, como buenos orientales aman los espectáculos. acudieron todos sin distinción de creencias, unos para honrar a su santo paisano, otros —la mayor parte— para curiosear.

Muchos religiosos venidos de diversas partes de Galilea, y la nutrida capilla musical de San Salvador (Jerusalén) interpretando magistralmente composiciones clásicas, contribuyeron al esplendor de la solemnidad. El espacioso Refectorio, enteramente lleno de religiosos, presentaba una visión de alegre caridad fraterna: había religiosos de seis conventos diversos y de más de doce naciones. Comprenderán los lectores que en semejantes ocasiones es imprescindible el saludo de quien preside, y en la presente no faltó el mío, contestando el P. Custodio muy complacido.

El día 25, otra fiesta: la de la Anunciación de María y Encarnación del Verbo, en el mismo lugar donde hace ya cas¡veinte siglos tuvieron su realidad estos sublimes acontecimientos. Pontifical solemne por el Patriarcado de Jerusalén; varios invitados en el modesto banquete, entre los cuales el Obispo Auxiliar del Patriarca Mons. Feliinger y el Vicario Apostólico del Canal de Suez el franciscano Mons. Hiral. Por la tarde, la solemne procesión a la veneranda Gruta (casa de la Virgen) donde la Virgen Santísima recibió la embajada del Arcángel San Gabriel, y donde, al «fiat» de la misma, se encarnó el Verbo Eterno, dando principio a la obra de nuestra Redención. El litúrgico himno del Te Deum, interpretado magistralmente por los niños de Nazaret —que instruidos técnicamente por el P. Juan Rosendo son la admiración de cuantos les oyen cantar en nuestro Santuario— puso fin a la hermosa fiesta, que, aunque repetida todos los años, produce siempre nostalgias de paraíso.

La gran solemnidad de la Encarnación nos obligó a diferir para el día siguiente la peregrinación al Santuario del Temblor y al Precipicio, que todos los años se practica el Lunes de la tercera Dominica de Cuaresma: tuvo lugar el Martes, día 26 de Marzo.

A las siete y media, precedidos de nuestro genízaro, los religiosos nos dirigimos a la simpática colina del Temblor, que se yergue en las afueras de Nazaret. Como de costumbre en todas las peregrinaciones se cantó Tercia y la Misa. Después el himno de los Dolores de la Virgen con la antífona, versículos y oración correspondientes; rezadas las preces para ganar la indulgencia, se veneró y besó la reliquia de la Virgen.

Relata una respetable y antigua tradición local que cuando los nazaretanos se alborotaron contra Jesús en la Sinagoga de Nazaret y lo condujeron al Precipicio para arrojarlo al abismo, se lanzó en seguimiento de su divino Hijo con el corazón palpitante por la ansiedad y el dolor: apenas llegó a lo alto de la colina, vio que los judíos regresaban ya del Precipicio: su pena fue indecible hasta que supo que la inocente Víctima había escapado de sus manos. Va en la Edad Media existieron en este lugar un monasterio y una Iglesia consagrados a Nuestra Señora del Temblor. El año 1882, los Franciscanos, seculares propietarios del terreno, pudieron construir una nueva capilla, en lugar de la antigua, y que ha sido últimamente restaurada.

Por la tarde del mismo día, la Comunidad hizo su piadosa peregrinación al lugar, reconocido unánimemente —exceptuados algunos caprichosos y excéntricos— por el Precipicio, es decir, el punto a donde, como dice San Lucas: «le condujeron hasta la cima del monte sobre el cual estaba su ciudad edificada, con ánimo de despeñarle.» La cadena de colinas que rodean a Nazaret en forma de anfiteatro, termina en la parte meridional, a dos kilómetros de la ciudad, con dos imponentes cimas, separadas por una profunda garganta, formando un terrible precipicio. Dominan a una altura de 300 metros la fértil e inmensa llanura de Esdrelón. La más occidental de estas dos cimas, que es la indicada por la tradición como el lugar del Precipicio. Allí, en el Djebel el-Kafsah — monte del Salto—, la Comunidad, rodeada de una extraordinaria muchedumbre, cantó las letanías, la antífona y la oración correspondientes. A continuación, en tono solemne el Evangelio de San Lucas 4, 10-30, en latín y en árabe. Las últimas palabras: «y sacándole fuera de la ciudad, le condujeron hasta la cima del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, con ánimo de despeñarle. Pero Jesús, pasando por medio de ellos, iba su camino», causan profunda impresión, sentidas en aquella altura y contemplando en el profundo la inmensa llanura de Esdrelón.

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Olvidándome de los 50 años que pesan sobre mis espaldas, acompañado de dos religiosos, quise bajar a la llanura y poco faltó para caer rodando en el abismo, sin que ningún nazareno intentase precipitarme, como quisieron hacerlo con nuestro amado Redentor!... Después de dos horas, cansados y molidos, entrábamos en nuestro convento; media hora hubiera bastado, s¡hubiera vuelto con los que contando mis años no se creen jóvenes como un servidor.

Fr. León Villuendas, ofm

De Santo Espíritu del Monte

Traslado a Santo Espíritu del Cristo del coro

Cristo de VergaraEl día 5 del pasado Mayo será imborrable en los anales del Convento de Santo-Espíritu del Monte y esa fecha pasará a la historia por un hecho tercera vez registrado en el transcurso de los tiempos.

Los Padres Franciscanos que de principios del siglo XV viven en aquella apacible soledad tienen una magnífica escultura, de tamaño natural, de Cristo Crucificado, obra del gran imaginero valenciano Francisco Vergara, padre, llamado vulgarmente el Mayor.

Esta imagen se hizo en 1749 y el mismo año se colocó, por vez primera, en el coro alto de la iglesia y durante 63 años consecutivos presidió los actos corales de la Comunidad.

Cuándo en 1812 las tropas francesas, al mando del mariscal Suchet, invadieron el reino de Valencia cometiendo mil tropelías, los Padres Franciscanos, antes de abandonar temporalmente el Convento, conocedores del mérito artístico de la sagrada imagen quisieron ponerla a salvo de la rapiña francesa, pero no pudieron evitar que cayese, al fin, en manos de nuestros enemigos.

El marqués de Sotelo que no ignoraba igualmente el mérito y valor de dicha joya buscó medios para rescatarla del poder de las tropas de Napoleón y pudo conseguirlo quedando el Cristo bendito en su poder. Terminada la guerra de la Independencia y restituidas las cosas de nuestra España a su primitivo estado, los Padres de la Comunidad de Santo-Espíritu, conocedores del paradero de la imagen sagrada hicieron las demandas oportunas ateniéndose a las Reales disposiciones entonces vigentes. Aquel noble aristócrata reconoció la petición de ¡os frailes, pero no queriendo desprenderse del Santísimo Cristo, intentó comprar la imagen, a lo que no accedió la Comunidad. Entonces como último recurso suplicó que le dejasen sacar copia exacta de ella. Así se verificó y después la sagrada imagen devuelta en 1814 a Santo-Espíritu volvió a ocupar, por segunda vez, su colocación en el coro de la iglesia conventual.

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Llegada de la comitiva a las cercanías del convento de Santo Espíritu

El hecho se ha repetido ahora y por tercera vez, al cabo de 121 años. La exclaustración del 1835 no sólo respetó el antiguo Monasterio, sino que dejó intactas sus joyas pictóricas y escultóricas y los pocos exclaustrados que allí permanecieron pudieron conservar sin menoscabo el viejo Convento hasta que en 1878 volvieron a tomar posesión de él sus legítimos dueños. En esos 43 largos años que duró la exclaustración, el Cristo bendito clavado en la cruz, permaneció en el coro, siempre silencioso, esperando el retorno de sus buenos amigos, los frailes, que como las golondrinas de Becquer habían de volver y volvieron. Y desde esa fecha, 1878, el Cristo del Coro tornó a contemplar en derredor de sí a sus amados hijos que día y noche salmodiaban sus alabanzas.

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Los hermanos reciben procesionalmente la venerada imagen

Pero 53 años después... un día del florido Mayo, hordas salvajes en pleno desenfreno de sus pasiones, con inaudita impunidad y al amparo de gobernantes indignos, destruían y quemaban en España el rico patrimonio de la fe. Días de angustia para las Ordenes Religiosas los de Mayo de 1931. La Comunidad de Santo-Espíritu para evitar desmanes y salvar su patrimonio artístico procedió a sacar cuanto de notable encierra el histórico Monasterio y el hermoso Cristo del Coro huía una noche a través de los montes hacia la acogedora villa de Náquera en busca de refugio seguro contra el vandalismo de la impiedad. Cristiana familia acogió en su modesta morada la gran joya de Vergara cuidándola con amorosa veneración, hasta que sosegadas ya las pasiones políticas y discurriendo por cauces serenos los asuntos de la gobernación del Estado, se ha reintegrado el Cristo al Convento y colocado por tercera vez en el Coro de sus amores para presidir desde la cruz los actos severos y solemnes de la Comunidad.

En efecto, el 5 del mes pasado, a las cuatro de la madrugada se organizó una manifestación formada por más de 300 vecinos de Náquera para devolver a Santo-Espíritu el Santísimo Cristo del Coro. La banda de música de la villa, voluntaria y gratuitamente se asoció al acto, amenizando el largo trayecto de dos horas, recorrido a pie, tocando alegres pasodobles, disparándose tracas y cohetes y cantando himnos piadosos. Al llegar cerca del Convento salió la Comunidad de religiosos procesionalmente a su encuentro y el joven don Antonio Navarro, en nombre del pueblo de Náquera, hizo entrega de la sagrada imagen en elocuente y vibrante discurso, al que contestó el P. Dionisio Boix agradeciendo el sacrificio realizado. Acto seguido se cantó una solemne misa, con acompañamiento de la banda y en la que predicó un sermón de circunstancias el Padre Boix.

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La banda de música de Náquera que amenizó todos los actos.

La organización de todo lo referente al simpático acto del traslado del Santísimo Cristo del Coro fue obra de las respetables señoras doña Manuela Garay, viuda de Lucas, y doña Josefa Estellés y del ya mencionado don Antonio Navarro. Fue una fiesta de familia en que se pusieron de manifiesto los lazos de íntima cordialidad que siempre han unido estos dos nombres: Náquera y el Convento de Santo-Espíritu del Monte.

El Corresponsal

Correspondencia

De Teruel. En el Internado de San Antonio

Con entusiasmo indescriptible se celebraron ¡as fiestas que el Colegio de San Antonio consagró a su celeste Patrón San Antonio de Padua, en los días 4 y 5 de Mayo.

Los actos se ajustaron al siguiente programa:

Día 5. Fiesta principal.—A las ocho, Misa de Comunión general con motetes, celebrada por el P. Domingo García, Rector del Colegio. A las diez, solemne Misa cantada, interpretándose la «Misa in honorem Stm¡Sacramento), a tres voces, de don Gonzalo Arenal, maestro de Capilla de la S. I. C. de Teruel, bajo la dirección de su autor. Fue el celebrante el Muy Ilustre señor don Antonio Buj, Deán de la S. I. C., y ocupó la sagrada cátedra el P. Francisco Ferrer. Terminada la Misa cantada, se verificó la procesión con la imagen del Santo Paduano.

Tarde, a las cuatro, solemne Función Mariana y último día de la novena. A las cinco y media, en el salón de actos, velada literario-musical, según el siguiente orden:

1.° «Coral», de J. S. Bach, a cuatro voces.
2.° Discurso de salutación, por Ángel Torán Polo.
3.° «San Antonio y los niños», poesía, por José Jorge Coll.
4.° Lección de solfeo, a cuatro voces, del maestro Ángel Mingote
5.° «Cuéntenlo los socorridos», por don Manuel Cornelles.
6.° «Españoles auténticos», poesía, por David Julve Martínez.
7.° «Villanescas españolas», de Francisco Guerrero, presbítero (siglo xvi).
8.° «La Señal de la Cruz», poesía, por Martín Rodríguez Esteban.
9.° Palabras finales por la Presidencia.

Seguidamente se puso en escena el melodrama en tres actos ¡Hay Providencia!, de Francisco Vidal Roig.
Los protagonistas desempeñaron sus papeles con gran acierto y exquisito gusto. El público los ovacionó repetidas veces.

Luis Máiquez Canet

De Carcagente. Fiesta del Vía-Crucis

De éxito grandioso pueden calificarse las solemnes fiestas que la Asociación del Vía-Crucis Viviente ha celebrado en Mayo a Jesús Crucificado.

Tanto el solemne triduo, como la fiesta principal, revistieron caracteres de grandiosidad, contribuyendo a ello, el adorno del altar, los cantos religiosos, y las palabras de los PP. Bernardino Rubert y Gonzalo Artero, encargados de la predicación, consiguiendo numeroso auditorio, que acudió a la Iglesia de San Francisco, anhelante de rendir su homenaje a Jesús Crucificado.

Pero la nota destacada la dio la fiesta principal que tuvo efecto el día 12 de Mayo. Por la mañana se celebró solemne misa de comunión general. Por la tarde predicó el P. Luis Colomer. Los sublimes conceptos que expuso, fueron muy del agrado del público que elogió unánimemente su admirable composición, llena de unción y piedad.

De Alquería de la Condesa. En las hermanas Terciarias franciscanas

El día 27 de Abril, por la tarde, se efectuó la bendición solemne de dos imágenes del Sagrado Corazón de Jesús en la Capilla del Colegio: una para entronizarla en el patio de entrada y la otra para ser colocada en el nuevo altar. Luego se expuso a Su Divina Majestad y se hizo la Hora Santa, cantando el Trisagio y los motetes la capilla de música del colegio dirigida por doña Vicenta Escrivá, maestra nacional.

El día siguiente hubo Misa cantada por dicha capilla. Por la tarde, Hora Santa, con Solemnes Vísperas y sermón. La familia de don Salvador Castelló ha costeado la imagen del Corazón de Jesús que se venera en el nuevo altar. Y los vecinos del pueblo han ayudado a sufragar los gastos de estas fiestas y los de la imagen que preside el patio de entrada al Colegio.

De Onteniente. Fiesta de San Antonio de Padua en el Colegio de La Concepción

Celebrada todos los años, según antigua costumbre, en el mes de Mayo, porque en el día del Santo ya están ausentes los Colegiales, se ha fijado ya como fecha de su celebración el segundo domingo de Mayo, y en ese día, día 12, ha tenido lugar en el presente curso.

La solemne novena ha precedido a la festividad con el fervor y peculiar devoción de los alumnos a su patrón San Antonio de Padua, y en la tarde del sábado, víspera de la fiesta, se amontonaban los manojos de flores en la sacristía, donde manos expertas las iban seleccionando para formar los ramos que habían de adornar los altares del Santo y de la Inmaculada, patrona de la Congregación. Así quedaron transformados los dos altares, en vistosos y perfumados maceteros de flores naturales.

La noche, aunque no muy apacible, dejó el ambiente despejado para la revela, y armonizada por la banda de música pudo salir el Colegio al parque y presenciar con algazara el disparo de cohetes y carcasas y la elevación de globos aerostáticos, que fueron muy llamativos por sus figuras grotescas y también artísticas. El día 12 amaneció espléndido y lujoso, prometiéndonos una fiesta sin contratiempos.

Se desarrolló según el siguiente programa: Misa de Comunión a las siete y media, que celebró el P. Prefecto Fr. Samuel Leal con grande concurso de fieles, además de los alumnos del Colegio. A las diez, Misa solemne, en la que ofició el don Joaquín Alcalá, Vicedirector y Catedrático del Instituto de 2ª Enseñanza de Alcoy. Se cantó la misa de L. Refice, y ocupó la sagrada cátedra el P. Luis Mª Rubert, profesor del Colegio.

La tarde fue desbordante de entusiasmo y de concurrencia de fieles. La nave de la iglesia no podía contener tanta multitud, que tuvo que esparcirse además por la plaza y el parque para presenciar la brillante procesión. En la función de Mayo predicó el P. Samuel Leal, Prefecto del Colegio y Director de la Congregación de honor de la Inmaculada y San Antonio.

Finalizado el Mayo se organizó la procesión, en la que ofició, como por la mañana, don Joaquín Alcalá. Sobre la inmensa multitud, que llenaba la plaza y el parque, destacaban las dos imágenes de San Antonio y de la Inmaculada entre flores y primorosas guirnaldas.

Nuestros difuntos

En Muro de Alcoy, Rosa Cascant, de 54 años
En Carcagente, Vicente Catalá, de 50 años
En Villanueva de Castellón, Dolores Martínez Soro de Varó, de 73 años
En Oliva, Isabel Soria Pons, viuda de Sempere, hermana del siervo de Dios Fr. Humilde Soria, muerto en el convento de Benisa el año 1905, en opinión de santidad, en el convento de Benisa.

Bibliografía

Breve tratado de religión. Sucinta exposición de la doctrina católica para uso de las escuelas, institutos y círculos de estudios, según el Catecismo publicado por orden de Su Santidad Pío X. Por José Mortarino, presbítero. Traducción de la octava edición italiana por el Reverendo don Cipriano Montserrat, presbítero.—Segunda edición corregida. Luis Gili, editor, Córcega, 415, Barcelona. 1935.

Ponderar la importancia de esta obra en orden a la enseñanza de la Religión, fue la tarea que se impuso el editor señor Gil¡al dar a luz la primera edición. Después de agotada, en menos de dos años, no será difícil convencer a nadie de que tan lisonjero éxito no nos ha sorprendido, pues harto justificado está por las cualidades de índole así intrínseca como extrínseca del libro. Los maestros de Religión y los catequistas, en general, han hallado en él un texto ideal para sus alumnos, dadas las condiciones eminentemente didácticas que el autor ha sabido imprimirle.

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Episodios del Negrito Marabá, por el P. Manuel Balaguer Valor, O. F. M.—Con las debidas licencias.—1935. Impr. Francisco Cuquerella, Mayor, 11. Pego.

Durante los años 1932-33 en que fue Director de La Acción Antoniana el incansable P. Balaguer, publicó mensualmente en estas columnas la mayor parte de los Episodios que ahora anunciamos y que son la verídica historia de un pequeño salvaje, de la Costa de los Esclavos, situada en el Golfo de Guinea, llena de tiernos encantos, en quien la gracia divina triunfa y brilla con su poder sobrenatural, no sólo en el alma de aquel niño moreno sino también en la de su madre, princesa de dicho país, y en la de una esclava suya, hasta convertirlos al catolicismo, entrar los tres en Religión, ellas monjas profesas en el Instituto del Santo Pastor, él fraile franciscano, y luego todos tres, ya religiosos, regresan como misioneros a su propio país, para ¡levar a sus hermanos de raza los consuelos inefables de nuestra santa fe.

Esta tierna historia que interesa a medida que se avanza en su lectura, la ilustra el Padre Balaguer con la descripción de los usos y costumbres de los negros salvajes africanos y de la exuberante fauna y flora de los países tropicales.

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Del amor de Dios, del Beato Maestro Juan de Ávila—Madrid. Apostolado de la Prensa, S. A., Velázquez, 28, bajo derecha. 1934.

Este pequeño libro, de sólo 40 páginas, es una verdadera joya de la literatura ascética española.
Su verdadero nombre es «Tratado del amor que Dios tiene a los hombres» y en él se encuentra el principio fundamental de la enseñanza ascética del Maestro Ávila y dos de sus rasgos más característicos. El principio fundamental de la espiritualidad del Maestro es un conocimiento de que Dios nos ama gratuitamente y ha probado este amor haciéndose hombre y redimiéndonos con su muerte. De este principio proceden dos rasgos, dos consecuencias. Primero: yo debo amarle como El me amó. Segundo: por grandes que sean mis flaquezas jamás debe desfallecer m¡confianza en m¡divino Amador.

La edición que ahora presentamos reproduce exactamente la que el Padre Juan Díaz dio a la prensa en 1596, veintisiete años después de la muerte de su autor.