Consagración episcopal del Obispo de Teruel

El día 16 de julio de 1944 tuvo lugar la solemne consagración episcopal el Excmo y Rdmo P. León Villuendas Polo, Obispo de Teruel. La ceremonia revistió especial solemnidad por los personajes que intervinieron. Consagró al nuevo Obispo el Nuncio de Su Santidad, asistido por los obispos de Barcelona y Auxiliar de Toledo, y actuaron de padrinos el Excmo, señor Conde de Jordania, Ministro de Asuntos Exteriores, y la excelentísima Sra. Condesa de Marín, esposa del Excmo Sr. Ministro de Educación Nacional.

En sitios preferentes se hallaron los ministros de Educación Nacional y de Trabajo, representantes de Madrid, presididas por el alcalde; de la Diputación Provincial y de otros centros oficiales; el Capitán general de Aragón, autoridades militares de Madrid, Gobernador eclesiástico de Teruel, Ayuntamiento de Teruel, bajo mazas, y Diputación Provincial; Ayuntamiento de Torrijos de la Sierra (Teruel), pueblo natal del prelado, y un concurso numeroso de fieles de Madrid y de Teruel.

El hermoso templo de San Francisco el Grande dio particular realce a este acto, solemnizado, además por los coros de Aránzazu, a cuyo cargo estuvo la parte musical.

En el momento de comenzar la misa

En el momento de comenzar la misa

La seráfica provincia de Valencia está de enhorabuena por la alta distinción de que ha sido objeto tan benemérito hijo suyo. Aquel buen P. León Villuendas, cuyas crónicas dedes Roma y Tierra Santa tanto ilustraron las páginas de La Acción Antoniana, va a trabajar ahora con más celo y entusiasmo, s¡cabe, en su nuevo campo de apostolado.

Momento del examen

Momento del examen del Obispo electo

Nuestra revista se congratula, una vez más de la dignidad alcanzada por su antiguo colaborador, y pide a Dios, por mediación de San Antonio, haga próspera y fecunda la labor del ilustre Prelado franciscano.

El Obispo electo postrado

El Obispo electo postrado mientras el pueblo ora

Momentos antes de la unción

Momentos antes de la unción invocan sobre el Electo la plenitud del Espíritu Santo.

Aspecto del templo

Aspecto del templo de San Francisco el Grande de Madrid durante la ceremonia.

Ministros

Los ministros de Educación y trabajo y jerarquías y autoridades de Teruel que asistieron al acto.

En San Fermín de los Navarros

El nuevo Obispo en la iglesia de San Fermín de los Navarros.

Asiste a la Santa Misa

En San Fermín de los Navarros, el nuevo Obispo asiste a la Santa Misa.

San Francisco de Asís, Patrón de la Acción Católica (II)

El Pregonero del Gran Rey

Francisco ya no era aquel joven alegre y soñador que daba vida a las fiestas y holgorios de la juventud opulenta de Asís.

Desde aquella noche memorable de Espoleto, cuando se encaminaba a la Pulla para armarse Caballero, en que oyó una voz prohibiéndole seguir adelante, cual otro Saulo, no tenía más que una palabra, que era una pregunta y una oración, o mejor una voluntad en todo subordinada a otra soberana:

¿Qué queréis, Señor, que haga?

No decía, n¡pensaba, n¡quería otra cosa.

Y el Señor le iba hablando, y él, generosamente, respondiendo con el lenguaje del fino enamorado, que es la acción.

Con un banquete aparatoso se ha despedido de la juventud rica y bullanguera; ...varias semanas ha corrido solo y vagabundo por los bosques y cavernas aledaños de Asís, como buscando el tesoro escondido o la preciosa margarita capaz de llenar las nuevas ansias misteriosamente alumbradas en su corazón; ...ha encontrado ya nuevos amigos: primero, los pobres; después, venciendo su natural repugnancia, también los hermanos de Cristo, como llamaba él a los desventurados leprosos; ... ha oído la voz del Cristo de San Damián requiriéndole para, la reparación de su Iglesia; las calles de Asís, que le vieron ha poco jocundo, arrogante y dadivoso, le han visto, «sacudido de emociones extrañas, el traje roto en jirones, el semblante demudado y ojeroso, con extravíos de calentura divina en su andar y porte», seguido de una muchachada ebria de feroz regocijo, arrojándole piedras y barro, y clamando: ¡Al loco! ¡Al loco!; ... su padre, avergonzado, le ha demandado, y ante el Obispo de Asís le ha desposeído de sus derechos hereditarios, y hasta se le ha llevado los vestidos, de que voluntariamente él se ha despojado; ...y allí, desnudo, ha proclamado solemnemente su desprendimiento total del mundo, para pertenecer por completo al Padre nuestro que estás en los cielos; ... el Obispo, por caridad, le ha vestido con un tabardo viejo de uno de, sus siervos y le ha dado su bendición; así, sintiéndose armado a guisa de caballero de un gran señor, ha emprendido la peregrinación por los caminos de Dios para realizar la conquista de su Reino...

a

Salió (le la ciudad y por las sendas del Subasio se dirigía a Eugubio.

«Tres horas llevaba ya de camino por las montañas, cuando llegó a una hoz profunda, cerca de Caprignone. Cantaba con júbilo, en francés, alabanzas al Altísimo, acompañándose de las melodías de la épica caballeresca. Y he aquí que, al ruido de las voces, surgió de un bosque próximo una cuadrilla de forajidos:

»¿Quién va y quién eres tú? le intimaron los ladrones.

»Con plenitud de voz les respondió:

»¡Yo soy el Heraldo del Gran Rey...!

»No tenía, por cierto, trazas de heraldo la triste figura del viejo tabardo, aunque en la firme respuesta se mostrara harto resuelto. Como allá nada había que robar se contentaron los bandidos con golpearlo, balancearlo pícaramente y arrojarle a una honda nevera, diciéndole:

»Ahí te quedas, rústico heraldo de Dios.

»Revolviéndose a un lado y a otro, con gran esfuerzo, logró salir del atolladero; después de sacudirse la nieve prosiguió el camino todavía con más altas voces de canto y música jubilosa.» (Celano.)

a

Así empezó su acción apostólica Francisco de Asís. El primer choque con la realidad fue un fracaso a lo humano. Despojado voluntariamente (le los tesoros de la tierra, va pregonando los del Reino de los Cielos. Aquellos hombres que le salen al paso no entienden, no pueden entender, su mensaje, porque su corazón está metido en el ansia (le bienes terrenos. Por eso, defraudados, se mofan de él y le lastiman.

Pero Francisco sigue su camino. Canta, predica y, sobre todo, actúa en cristiano. Con ello el ambiente se purifica y su pregón deja de sonar a cosa extraña. Por eso, unos quince años después, Francisco se acercará a otros salteadores, les hablará otra vez con el lenguaje, de la caridad de Cristo y los ganará para su Reino...

¡Todo un símbolo de fecunda ejemplaridad apostólica!-...

Nuevos heraldos de Cristo Rey, vuestro pregón tampoco puede ser comprendido por el mundo moderno —soberbio, sensual y materialista—; no desfallezcáis, como Francisco, vuestro Patrón y modelo, sacudid las reliquias de sus escarnios y continuad el camino... Vuestra vida cristiana purificará el ambiente y a la vuelta seréis comprendidos... y Cristo reinará...

¡A Francisco, seguid!

Fr. José Antonio Arnau, ofm

Frases conocidas

La torre de Babel

En la sala suena el aparato de radio con su máxima potencia. Es que Juanito ha sintonizado la onda por donde un "jazz" de moda transmite un "foxtrot" estrepitoso. En una de las habitaciones altas, su hermana Adela ha captado, por otro aparato, la transmisión de una sinfonía ejecutada por la orquesta de Filadelfia. Y como cada uno de ellos quiere "imponer", la música de su preferencia, el conjunto de las notas desacordes da origen a un imponente desconcierto.

—¿Dónde está m¡cuello?—, grita el dueño de la casa desde su dormitorio.

—¿El cepillo del cabello?—, pregunta. también a gritos, la esposa, que está en el comedor.

—¡No! —vocifera Juanito—. Lo que pide papá es el cuello, el cuello de la camisa.

—¿Qué dices? —protesta su hermana desde arriba—. ¿Que esta música te da risa? Será mejor esa tuya; música de negros.

—¡Apaguen esos aparatos de radio! —grita entonces el padre fuera de sí—. ¿Quieren que nos volvamos locos todos? Esto no es una casa, sino LA TORRE DE BABEL.

Según el libro del Génenis, los habitantes del valle de Senaar, en Babilonia, para conquistar celebridad y evitar la dispersión de su pueblo por la tierra, decidieron construir una torre que se elevara hasta el cielo, para lo cual se juntaron multitud de obreros. Disgustado el Señor por esta manifestación de soberbia, resolvió castigarlos, haciéndoles hablar lenguas diversas. A raíz de este cambio, los obreros dejaron de entenderse, y fue imposible desde entonces armonizar el trabajo de la construcción. Esta fue abandonada, v los operarios, entre los que habían surgido graves disensiones, se esparcieron por toda la tierra. Babel quiere decir confusión. De ahí que esta locución se aplique a las desinteligencias surgidas entre varias personas que no consiguen hacerse entender.

Por un clavo se pierde una herradura

Recuerda este refrán el cuidado que es preciso poner en las cosas pequeñas. Quienes no se preocupan por detalles de poca importancia, es muy probable que insensiblemente incurran en actos lamentables.

Martes y trece

La joven Alicia vino a anunciar a sus papás con alborozo que su buena amiguita Pilín había aceptado acompañarles a la mesa en la fiesta del abuelito, el día de San Antonio. Los papás sabían muy bien, o lo ignoraban tal vez como nosotros, cuál era el nombre real y verdadero de Pilín, cosa que nos ha quebrado un poco la cabeza en averiguarlo, porque en la actual sociedad, tan sentimental y mimosa, es cosa corriente comprimir, entre mimos exagerados, los verdaderos y venerados nombres de los santos, que se imponen como gracia divina en el bautismo para que sirvan como invocación y plegaria al Santo que nos honra con su nombre y nos atraiga su protección. Pero, en fin, pudimos averiguar que Alicia no es otra cosa sino un variante del nombre (le Santa Adela, y Pilín viene a ser en este caso contracción de Pilarín, porque Pilar es el nombre de la joven invitada a la comida del abuelito que celebraba su fiesta en el día de San Antonio.

Pilar era una joven verdaderamente piadosa, bien ajena al boato del mundo porque las penas de la vida la habían acercado más a Dios, suavizando las angustias de su soledad, porque Pilar estaba sola en el mundo. Su padre había sido víctima de la revolución, subiendo al cielo como un mártir, y su madre había sucumbido a la fuerza del dolor, muriendo después de haber ofrecido a San Antonio a su pobre hija, que dejaba sola en el mundo; y la hija, fiel a la recomendación de su madre, siguió sus estudios en el colegio, siendo fervorosa devota de San Antonio.

El convite estaba dispuesto. Pilarín y Alicia, engolfadas en su amable charla, fueron las últimas en llegar a la mesa. Sentados todos, el anciano contó, con sobresalto, el número de los comensales, y se puso lívido de terror. Eran trece, y aquel día era martes, por añadidura. Martes y 13, ¡qué horror!, pensó el viejo, tembloroso. Como él decía, no es que fuese supersticioso, pero, ¿quién sabe? Y para mayor quebranto, trece comensales en la mesa en martes y día 13 era para morirse de espanto.

—¡Alicia! —clamó el viejo sin poderse contener y lívido de coraje—. ¿Por qué has traído a esta muchacha? Somos trece comensales y, además, es hoy martes y 13, número fatídico y día funesto; la desgracia nos amenaza. ¡Echad fuera a esa muchacha!

—Pero, abuelito, ¿por qué crees en esas ridiculeces? —se atrevió a indicar Alicia—. Eso es una superstición tonta que rebaja al que cree en ella. Déjanos comer en paz y alegría, que hoy es tu santo y San Antonio nos protegerá.

—¡Afuera he dicho, o me voy yo!

Pilín se levantó con modestia, y con tranquilidad le dijo

— Señor, usted perdone, que va me voy. Yo deseo que pase usted muy feliz el día de su santo y no quiero ser causa de su desgracia.

Abrazó con efusión y besó a su amiga Alicia, diciéndole

—Ten paciencia y no sufras por mí —y salió diciendo—: Señores, que pasen ustedes un día muy feliz.

La alegría cesó desde ese momento en la mesa; todos lamentaban en silencio la intemperancia del viejo y nadie sentía ganas de hablar.

El viejo era, ciertamente, un pobre supersticioso, como otros tantos espíritus fuertes del siglo xx, que no creen en misterios de religión, pero se rebajan creyendo en amuletos y fetiches y dan fe a ridículos objetos de la suerte y de la dicha, subyugados por esa tendencia innata en las almas que nos atrae a lo misterioso y espiritual, y llegan con su ignorancia a cifrar el punto de las esperanzas y la seguridad del éxito en lo insignificante en apariencia, y la eficacia del espíritu en lo ridículo de los seres. Así creen en la fatalidad del 13 y del martes, y en la suerte vinculada en el jorobado, en el hombre tuerto, en la mujer coja,
en el gato negro, etc., y en todas esas paparruchas supersticiosas tan en boga en la sociedad elegante del siglo xx.

Nuestro pobre viejo cifraba también su suerte en el gato negro, y tenía como amuleto un gato negro, muy negro, de porcelana, que se apresuró a colocar sobre el poyo del aparador.

Pilín se fue muy tranquila a consolarse a los pies de la imagen de San Antonio, y se le ocurrió pedirle al Santo, con gran fervor, que castigara aquella insolencia de atribuir mala suerte al número dichoso y al día feliz, que eran los días de su mayor gloria, martes y 13.

Le pareció al levantarse y despedirse del Santo que San Antonio se sonreía, y ella, sin saber por qué, salió también sonriéndose de su presencia. Por algo se sonreía el Santo.

La comida en casa del viejo, aunque silenciosa, seguía su curso; pero he aquí que, sin saber por dónde, aparece un gato negro, que al roer los huesos del desperdicio se apercibe del gato negro del aparador, y maullando con recelo, pues creyó ver en él un competidor, salta de un brinco sobre el aparador y arremete contra él, y con el ímpetu de su rabia revuelve todo el ajuar y caen hechos añicos copas, vasos y tazas y todo cuanto había en hermosa exposición de valiosa porcelana y ricos vidrios, causando el espanto de todos, y especialmente del viejo, que pudo con eso acabar con sus necias supersticiones.
Por algo San Antonio se sonreía.

Fr. Manuel Balaguer, ofm

¿Qué es la muerte?

Dice un refrán castellano que «para gustos se han hecho los colores», y aquí va la prueba:

1. Un fumador: «La muerte es un cigarro muy fuerte, apagado a poco de encenderse.»

2. Un farmacéutico:«La muerte es una píldora armada que hay que tomar una vez en la vida, antes de acostarse... para siempre.»

3. Un marino: "La muerte es, el puerto en que ancla la nave de la existencia."

4. Un poeta: "La muerte es la aurora de la verdadera vida.»

5. Un ebrio: «La muerte es el último trago que se toma, brindando por la salud.»

6. Un maestro de obra:«La muerte será muy buena albañil, pero a mí no me trabaja.»

7. Un astrónomo:«La muerte es un eclipse total de la vida.»

8. Un escribano: «La muerte es un borrón que se le va al mejor de nosotros."

9. Un contador: «La muerte es nuestro balance de años; nuestros cortes de caja."

10. Un filósofo: «La muerte es el sepulcro de las penas."

11. Un corrector de pruebas: «La muerte es una errata en que todos incurrimos."

12. Un limpiabotas: «La muerte es el betún que da más brillo."

13. Un católico: «La muerte es el paso a la eternidad; la separación transitoria del alma y del cuerpo; el llamamiento ante el divino tribunal; el término de la tregua de la paciencia divina; el término del plazo para conseguir nuevos méritos; el final de las hipocresías y de las claudicaciones humanas; la conclusión de las premisas de las obras de toda la vida; la admiración, el interrogante y el punto final de nuestros diálogos; la meta de nuestra carrera; el empalme definitivo en la línea que nos conduce al cielo o al infierno.»

Las consecuencias de la guerra

Nunca estará de más repetir que el mensaje traído a nuestro país (Portugal) y al mundo por la Reina del Cielo, con ocasión de sus apariciones en Fátima, es un mensaje de oración y penitencia. Toda la historia maravillosa del Lourdes portugués confirma plenamente esta verdad.

En sus coloquios con los videntes, Nuestra Señora les recomienda repetidas veces que recen el Rosario y que propaguen esta devoción; hace saber a Francisco que irá al cielo, como su hermana y su prima, s¡fuere fiel en practicarlo, añadiendo una pequeña oración, en forma de jaculatoria, que se debe decir en los intervalos de las decenas del Rosario, y afirma que van muchas almas al infierno porque no hay quien rece y haga sacrificios por ellas.

Transcurridos algunos años, apareciendo nuevamente a la protagonista de las apariciones durante el año de su noviciado, le revela la devoción de los cinco sábados, destinada a impedir la condenación de tantos que blasfeman contra ella, y aconseja propagar el culto de su Corazón Inmaculado.

Del mismo modo encarece la necesidad de la penitencia. Con la visión del infierno proporcionada a los tres niños, les muestra que es preciso expiar los pecados de innumerables almas extraviadas con penitencias y sacrificios apropiados, a fin de evitar que se precipiten en aquel abismo de tormentos.

Más tarde, nuestra Aparición declara que Dios está muy indignado con los pecados del pueblo, especialmente con los que se cometen por los a él consagrados, como la falta de piedad y celo de muchos sacerdotes y como el amor excesivo a las comodidades por parte de algunos religiosos y religiosas, y anuncia que, s¡los portugueses no se enmiendan, vendrán a sufrir entonces con más rigor las consecuencias de la guerra actual.

La gravedad de esas consecuencias puede desprenderse del tenor de la carta que la mayor de las videntes escribió sobre tal asunto a la autoridad eclesiástica y de la insistencia con que solicitaba ella del Episcopado Portugués que pidiese a la Santa Sede que Portugal y el mundo fuesen consagrados al Inmaculado Corazón de María.

Las palabras con que se expresaba traducían bien el horror que le inspiraba la visión anticipada de los castigos que amenazaban a la humanidad entera, y especialmente a su patria, por causa de los pecados que se cometían.

Quien vivió en los días dolorosos que se siguieron a la primera gran guerra mundial se acuerda aún de las epidemias que en 1918 cayeron sobre las cinco partes del orbe, especialmente la gripe neumónica, que causaron en pocos meses cinco veces más víctimas de lo que la propia guerra durante cuatro años.
La prensa europea anuncia ahora como inminente la renovación de tan pavorosa catástrofe. Se calcula que la acción mortífera de la peste, azote todavía más horrible que el de la guerra, que está pronto a desarrollarse sobre nuestro continente, será incomparablemente mayor que el de hace veinticinco años.

A este respecto, da bastante luz el artículo publicado por el doctor A. P. Cawadias, presidente de la Comisión ejecutiva de la Cruz Roja griega, en uno de los últimos números del Sunday Times, de Londres. El autor del artículo, médico distinguidísimo, asegura, basado en hechos bien comprobados, que toda Europa está amenazada por una catástrofe sin paralelo en los tiempos modernos. Pueblos enteros serán aniquilados, muchos países se convertirán en vastos cementerios. En algunos la peste causa ya millares de víctimas, sobre todo en Grecia.

S¡permanecemos inactivos, dice el doctor Cawadias, en el día de la paz las campanas de las iglesias y ermitas por esa trágica y desolada Europa no podrán ya repicar alegre y festivamente. Todas se unirán en un siniestro tañido por los finados. S¡no obramos y no acudimos inmediatamente, el triunfador supremo en esta guerra total, y todavía durante muchos y largos años, será la muerte y únicamente la muerte.

Está claro que el referido médico, a fin de conjurar tan gran calamidad o atenuarla cuanto sea posible en sus efectos, apela a la acción conjunta de los Gobiernos y de los particulares, nominalmente de la Cruz Roja Internacional y de la Fundación de Rockefeller. Mas ¿de qué servirán los medios humanos, por otra parte, siempre deficientes y falibles, s¡no van acompañados de oración y penitencia, sin las cuales es imposible aplacar a la Justicia Divina, dispuesta a castigar las culpas individuales y las iniquidades colectivas?

Sólo mediante la actuación inexorable y fulminante del Ángel exterminador, que con su espada invisible diezmará a los habitantes de muchos hogares y llegará a sellar para siempre la puerta de muchos otros, es como las almas culpables abrirán los ojos y dejarán de ofender al Criador con las locuras y desvaríos sin cuento que practican.

¿Será la repetición en todo nuestro país, con mayor virulencia y en una escala mucho más vasta de la hecatombe de 1918, lo que la Hermana Lucía anuncia cuando dice que, según las revelaciones de Nuestra Señora, s¡los portugueses no se enmiendan de sus culpas sufrirán todavía con mayor rigor las consecuencias de la guerra?

Con ocasión del último conflicto internacional, la Santísima Virgen, apareciendo en Fátima, nos libró de ese azote, pero no nos libró de la peste. ¿Sucederá ahora lo mismo, siendo cierto que nuestra sociedad continúa danzando en una inconsciencia pasmosa al borde del abismo?

Como quiera que sea, recemos y hagamos penitencia de nuestros pecados, como la excelsa Reina del Cielo nos recomienda insistentemente por intermedio de la humilde religiosa dorotea de Tuy, s¡queremos conjurar los castigos que nos amenazan y atraer sobre nosotros y sobre nuestra patria las misericordias infinitas del Señor.

De la revista portuguesa Stella.

Traducción de

Fr. Luis Ángel Roig, ofm

La murmuración

La murmuración es signo de vileza de ánimo y de cobardía; se llama murmuración el hablar mal del prójimo, descubriendo sus defectos o censurando su conducta en ausencia suya; de aquí su nombre MURMULLO, es decir, hablando en voz baja.

Jamás el murmurador le dice a su víctima, cara a cara, sus defectos o le achaca sus vicios. Ataca por la espalda, con villanía, como los bandoleros que asaltan al caminante hiriéndole alevosamente con un puñal.

En la Catedral de Milán hay una famosa estatua de San Bartolomé, en que el santo se presenta con su piel sobre los hombros, pues fue desollado vivo.

El, escultor genial De Agrate modeló en el mármol el cuerpo del santo, con sus nervios y sus músculos en carne viva, mostrando todo ese organismo desollado por el tormento.

¿Podrá haber entre todos los tormentos uno más cruel y sangriento que éste, en que el cuchillo afilado va separando de la carne viva la piel, que está adherida estrechamente, y descubriendo la pulpa roja?

Sí, hay un tormento más cruel, y es la maledicencia, la murmuración, el pelambre.

Con la murmuración, el maldiciente arranca del hombre la fama, la honra, el buen nombre, que está adherido a su vida íntima, como la piel con el cuerpo. Tormento espantoso que hace sangrar el alma y tantas veces causa la muerte.

El pueblo que tiene un instinto de justicia y experiencia grande ha llamado a la murmuración pelambre o desolladura.

Cuando alguien ataque en nuestra presencia a algún amigo o conocido, de cuya virtud sepamos, salgamos en su defensa intrépidamente. El murmurador callará avergonzado, envainando su lengua, como el que envaina el puñal envenenado para manejarlo en otra ocasión.

Noticias

Bendición de un altar e imagen en Santo Espíritu del Monte

Los días 23 y 24 de julio la Hermandad de Caballeros Cruzados de Santo Espíritu celebró el V aniversario de la erección del monumento a la Santa Cruz con actos extraordinarios. Su llegada al santuario fue el sábado 22, al atardecer, para asistir ala solemne Salve de la comunidad.

El día 23, domingo, a las seis de la mañana, hacían los hermanos el Vía-Crucis en el monte de la Cruz, aplicándolo por la paz del mundo.

A las ocho v media tenía lugar la bendición del nuevo altar e imagen del Cristo, donados generosamente por la Hermandad para el oratorio de la hospedería.

Pasado el día con íntima comunicación con la comunidad de religiosos, dedicaron el día 24 a un retiro espiritual ante el nuevo altar de la capilla de la hospedería.

Bendiga el Señor tan santas iniciativas de esta benemérita Hermandad.

Centro Instructivo Antoniano

Los días 30 de junio y 1.° de julio tuvieron lugar los exámenes de final de curso en este Centro, presididos por el P. Superior de San Lorenzo, P. Director de dicho Centro, Delegado señor Faus y profesores del mismo.
Todos los alumnos dieron prueba fehaciente de dominar las asignaturas correspondientes a cada grado, pero de un modo especial los que se hallaban preparados para el ingreso en el Bachiller.

Terminados los exámenes, y en el salón de juntas, se procedió a la publicación de notas y reparto de diplomas a los alumnos más aventajados.

El P Superior de San Lorenzo, P. Director y señor Delegado hicieron uso de la palabra en tan solemne acto, felicitando a los alumnos premiados y haciendo destacar la labor silenciosa, pero fructífera, que el Centro Instructivo Antoniano va realizando, como lo demuestra la matrícula, que cada curso va en aumento, llegando en este pasado a 115, más los que cursan el Bachiller en el Centro Akademos procedentes del CIA.

La nota más interesante para nosotros, que consideramos como el mejor premio a nuestra labor realizada, son los seis niños que partirán en el próximo septiembre para nuestro Colegio Seráfico de Benisa, con ánimos de, a su tiempo, vestir la librea franciscana.

Loado sea Dios y nuestro glorioso San Antonio.

Fiestas antonianas en Cacentaina

Con ocasión de bendecirse la nueva y bella imagen de San Antonio de Padua, el fervor y entusiasmo antonianos de Cocentaina han tenido este año una expresión singular.

El 1.° de julio, por la tarde, se bendijo la imagen del Santo, que en procesión devota fue trasladada a la iglesia del convento. El P. Buenaventura Arener, Guardián de la Comunidad y Director de las Asociaciones Antonianas, juntamente con los padrinos, don Joaquín Ibáñez Blasco y Dª Enriqueta García Albors, presidieron el solemne acto. Acabado éste, los padrinos obsequiaron espléndidamente a las Juntas Directivas y Comunidad.

El domingo día 2, a las nueve, se celebró una solemne Misa de Comunión, cantándose a gran orquesta una de Peros¡. En el panegírico del Santo, el Reverendo P. Director inflamó el va caldeado ambiente devoto, y una explosión luminosa, llenó el ámbito del templo, de las avenidas y de la plaza del Convento en la solemnidad de la tarde.

El ejercicio religioso al Santo y la procesión, que con la banda de música, el estruendo de las tracas, los vivos colores y el estilo perfecto del arco triunfal de la puerta, se hizo cortejo magnífico y clamoroso, completaron el día y completaron también el gozo de los devotos del Santo de los Milagros, de las juntas y de su dinámico Director.